domingo, 20 de septiembre de 2009

¿Los derechos se quedan en el papel?

Con el objetivo de analizar la función ordenadora del derecho en la vida real, realice una visita a los juzgados de Paloquemao. La idea era asistir a algunas audiencias públicas para lograr tener un acercamiento a la realidad. Fue interesante ver como algunas formalidades que parecen a veces de antaño o de películas norteamericanas, realmente si se siguen en nuestro país hoy en día.
Para entrar ya en materia, pudimos asistir a tres audiencias, una de las cuales fue aplazada. En la primera de ellas, un hurto de un camión era el delito del que se acusaba al detenido. Después de leer los hechos del caso y las declaraciones del demandante, la jueza prosigue a leerle los derechos. Dentro de ellos, el derecho a la igualdad y el derecho a la defensa con sus respectivos incisos. Hasta aquí parecería que estos derechos si son realmente tenidos en cuenta y que su aplicación en la práctica es real. Sin embargo, es difícil asegurar que así es pues la simple lectura de estos, puede claramente demostrar que los funcionarios judiciales los conocen pero no garantiza que se respeten de igual forma para todos los ciudadanos. Es en todo caso, irresponsable asegurar que estos no se cumplen o que si lo hacen, pero si nos tuviéramos que basar en la evidencia simple de esta audiencia, se podría decir que sí, que los derechos van mas allá del papel y que son un hecho.
En la tercera audiencia, las cosas fueron aun más evidentes. El delito del imputado al acusado era el porte ilegal de estupefacientes. Antes de empezar a discutir los hechos, el juez se toma el tiempo de explicarle al acusado de que se trata la audiencia y cuál es la finalidad de la misma (que podría parecer obvio, pero la verdad no es tan obvio y da una imagen mucho más clara al acusado que puede ayudar a su desempeño en la misma). Después de leer los hechos del caso, el juez prosigue a leerle los derechos al acusado. En este proceso, se trata de utilizar un lenguaje un poco más sencillo que facilite la comprensión y se evidencia una preocupación del funcionario judicial por verificar que el acusado realmente comprenda su situación, sus derechos y además las implicaciones de su decisión de aceptar o no los cargos imputados. El abogado defensor de oficio se toma unos minutos para explicarle una vez as a su cliente su situación y además le aconseja no aceptar los cargos, alegando conocer jurisprudencia vinculante que podría ayudar en su caso.
Si quisiera hacer el mismo análisis que hice sobre la primera audiencia, esta probaría aun en mayor medida que el derecho si se ve en la práctica, que el debido proceso de verdad importa, que todos tienen un derecho a tener un defensor que vele por su mejor interés y que los funcionarios son imparciales. Todo esto se podría concluir pero creo que podría llegar a ser demasiado optimista, más aun si se tiene en cuenta que los acusados de las tres audiencias eran personas pobres y con poca educación. Así que prefiero guardarme mis reservas, es grato ver que por lo menos en apariencia el derecho es lo que debería ser pero no tengo la misma seguridad de que en el fondo así lo sea.



LUISA CHAVARRO

200821661

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